Dentro de la limitación que entraña el conocimiento humano, los grandes avances científicos en materia de astronomía nos llevan a pensar que fue el hidrógeno el mayor elemento liberado en el Big-Bang. Parece ser que fue a partir de los átomos del mismo y sus estallidos al reaccionar con los demás elementos primigenios, expandiéndose por la inmensidad infinita del espacio, lo que dio origen a la formación del Universo.
Se cree que de tal explosión se desprendieron, por decirlo así, como enormes nubes aisladas, dotadas con inmensas energias reaccionando y buscando sitio en la inmensidad, formando las galaxias, imposibles de de cuantificar en su totalidad y contándose por miles las descubiertas ya. Cada galaxia, a su vez, cuenta con millones de estrellas en diversos estados de evolución, alrededor de las cuales circundan complejos sistemas planetarios que son mundos ignotos separados entre sí por distancias que se miden en años luz (un año luz es la distancia que se recorrería durante un año a razón de 300.000 km por segundo).
¿Y que significa la Tierra en que vivimos, ubicada en tal inmensidad?
La Tierra es solo un pequeño planeta que gira alrededor del Sol, que solo es una estrella de tantas dentro de la galaxia llamada de la «Via Láctea». En la Vía Láctea hay millones de estrellas o soles rodeados de planetas, sátélites y otros cuerpos en gravitación, con órbitas alrededor de la estrella o sol que las atrae en el correspondiente sistema planetario al que pertenecen. Otros cuerpos que viajan por el espacio a enormes velocidades dentro de nuestra galaxia, tales como los cometas, mantienen órbitas independientes de la atracción de cualquier estrella determinada.
¿Y qué somos o significamos cada uno de nosotros, los hombres o mujeres, los animales de cualquier especie o las plantas dentro de la Tierra y en el conjunto universal?
Comparados con las dimensiones del tiempo y del espacio universal, en tamaño somos menos que la millonésima parte de un grano de arena en el desierto, y en el tiempo nuestra vida es mas breve que el transcurrir de un rayo…. Y sin embargo, física y mentalmente nosotros formamos parte de la Creación. Nuestro cuerpo está formado por los mismos elementos químicos del mundo que nos rodea y la complejidad de nuestro organismo interior no es mas que el producto de la evolución de los mismos elementos en un proceso de reacciones fisico-químicas a lo largo de miles de millones de años. Misteriosamente, el proceso de formación de cada individuo, dentro de su especie, está regido por el código genético contenido dentro de su ADN. ¡Toda una maravilla de ingeniería para ser producto de la casualidad!
Dado que las cualidades o atributos del Creador no pueden ser conocidos por el hombre fuera de la fe, tampoco podemos saber científicamente si el sentido del bien y del mal que rige entre la especie humana se manifiesta en las acciones del Ser Supremo sobre su obra. A juzgar por las catástrofes naturales que se dan sobre la tierra, parece que no. Pero es tan grande el poderío y la grandeza que manifiesta que, ante nuestra evidente insignificancia, es necesario preferir creer en su bondad aunque solo sea en razón de la fe.
Solo hay dos cosas comunes a todos los seres vivientes sobre la Tierra: su instinto de supervivencia y conservación, y la necesidad de procrearse. Y si en algo el hombre se diferencia del resto de los animales -aparte de tener un cerebro mas desarrollado- es en el conocimiento por anticipado de que tiene que morir, aunque ésto, mas que un bien, supone un perjuicio transcendental. Si lo ignorásemos no tendríamos necesidad de religión y nos hubiéramos evitado muchas guerras. Pero la suprema ley de la naturaleza es la depredación y ello nos obliga a pelear de todos modos por el instinto de conservación. La inteligencia del hombre, mas que nada, por ese mismo instinto, exagerándolo, le ha hecho ser el mayor depredador en la Tierra. Siempre el pez gordo se come al chico Y eso no tiene solución ni aun tan siquiera entre los humanos, supuestamente mal llamados por su inteligencia reyes de la Creación.
A pesar de todo, yo sigo creyendo que hay poderosísimo Creador que ha de juzgarnos, a quien llegan los pensamientos humanos, y diariamente me recomiendo a El. Le pido por mí mismo, por cuantos me rodean, por cuantos sufren y por la paz del mundo. El «Padre Nuestro» es la oración perfecta que debería servir por igual para todos los hombres de la tierra, independientemente de cualquier doctrina o religión. Yo lo rezo todas las noches.
(*) La teoría del Big-Bang no es la única sobre el principio de la formación del Universo. Ahora parece demostrarse que tal explosición no es mas que una entre infinidad de ellas que se han producido y se siguen produciendo, propangándose por el espacio infinito como las células humanas por nuestro cuerpo. De todas formas, sea cual fuere su origen, la pregunta existencial seguirá siendo la misma: ¿es la vida producto de una casualidad o la obra del Creador?… Que cada cual se la conteste a sí mismo.
Avidad
P.D.- Pienso que antes del Universo fue la Energía y antes que la Energía el Gran Poder que la pudo transformar en Universo. La energía nunca se pierde, solo se transforma. La energía del hombre está en su espíritu. Es muy posible que cuando cada hombre muere, su energía vuelva a su primitiva esencia.
REFLEXIONES SOBRE LA FE
Respecto a la existencia de Dios, y mucho menos en cuanto a la definición de sus cualidades, nadie puede pronunciarse, en buena lógica, con seguridad absoluta, si no es mediante la fe. Y no me refiero solo a la fe católica basada en el Evangelio y en la palabra de Jesucristo, sino a todas cuantas religiones existen sobre la tierra. La fe a través de cualquier doctrina religiosa se tiene o no se tiene para dar sentido o nó al misterio existencial según las distintas creencias. No obstante, el Hombre (con mayúscula) tiene por sí mismo, individualmente, la capacidad de raciocinio para hacerse su composición particular sobre el misterio del entorno universal en que vive y sobre su propia vida y su muerte. Hay quienes prefieren no pensar en éso, que es lo mas fácil y muy coriente, y otros que preferimos mantener nuestra inquietud y nuestra propia creencia que puede coincidir o nó con la fe católica, apostólica y romana. La gran pregunta es: ¿el universo y toda la vida subyacente en él es producto de la casualidad o es la obra de un Creador?… Para mí, la vida -íncluso contemplada meramente en la complejidad de mi cuerpo- no puede ser producto de la casualidad. Y no entro en si mi reflexión coincide o no con los principios de la religión cristiana.
Yo creo que el universo entero, desde su creación, es como un juego donde el Creador se recrea. La tierra y la vida en la misma, por poco que represente en la inmensidad de lo creado, quizás sea, dentro de los propósitos del Creador, como un mero estadio de la evolución, muy avanzado en relación con las proximidades cósmicas que nos rodean, aunque mas allá de donde el hombre alcanza con su inteligencia y su tecnología actual, no sabemos lo que pueda haber. Indudáblemente, sin la reproducción individual, las especies desaparecerían y volveríamos a la nada. De ahí que la procreación sea en este mundo terrenal consustancial con la existencia en todos los órdenes de la vida. Va unida, ineludiblemente, al código genético. La tinta con la que Dios escribe en su juego es el ADN. Científicamente, los elementos químicos de donde procede todo lo creado parecen ser siempre los mismos, a juzgar por lo que conocemos. La combinación de esos elementos, a través de miles de millones de años, es lo que define a las especies y perfecciona poco a poco a los homínidos hasta alcanzar el grado máximo conocido de evolución que supone el cerebro humano actual. A partir de adquirida la cualidad del pensar puede que, en los designios insondables del Creador, entrara en juego la aparición del «bién » y del «mal» como conceptos para ensayar con los hombres, haciéndonos responsables del progreso o destrucción física de nuestra propia especie. Materialmente somos polvo de estrellas y los elementos químicos que componen nuestro cuerpo no valdrían ni dos euros en una droguería cualquiera. La muerte quizás sea la vuelta de nuestra esencia válida (el alma) al seno del Creador. El mundo de los vivos es el campo de batalla donde se enfrentan, en todos los órdenes, las grandes fuerzas del bien y del mal en un plano teológico. Mal camino físico lleva la humanidad, por culpa de sí misma, ante el libre albedrío que el creador le ha dado. Si Él no lo remedia, el futuro aquí abajo, en la tierra, no parece caminar hacia buen fin. Y esto no es meter miedo. Es la realidad a la vista de lo que ocurre en un mundo donde impera el egoismo, la lucha por el poder, la desigualdad y la falta de caridad.
Avidad
EL HOMBRE (El cuerpo humano y la vida)
Por si no hubiera suficiente grandeza y misterio en la contemplación del espacio exterior -el Universo- miremos hacia dentro de nosotros mismos, hacia dentro de ese otro universo no menos misterioso que es el cuerpo humano. Una razón mas para pensar en la existencia de Dios.
http://www.youtube.com/watch?list=PLA66C74CCA90A20D2&v=s0Sxhbrpt3g Lista de reproducción. 10 vídeos sobre el cuerpo humano
RESUMEN DE ESTA SECCIÓN DEL BLOG
En mi opinión, la mas acertada Historia Sagrada, válida para todas las religiones existentes, es la contemplación del Universo y el conocimiento del inicio y evolución de la vida sobre la tierra, que hace evidente la necesidad del poder creador, único Dios al que deberíamos respetar, temer o adorar por igual todos los hombres de la tierra, lejos de esa fragmentación ideológica que a lo largo de los siglos ha dado lugar a la diversidad de creencias religiosas contrapuestas existentes, en cuya insensata defensa de conceptos, credos y costumbres los hombres se han sacrificado siempre y nos seguimos matando en la actualidad, inútilmente, en guerras incesantes con trasfondo religioso.